La presentación de Santana en Woodstock en el 69 es una de las más memorables de toda la historia del rock. Él, mucho tiempo después, confesó que durante ésta se encontraba en un viaje de ácido. Su interpretación, llena de sentimiento, agresividad, potencia y entrega, creó un mistisismo alrededor de él que después de 30 años no se ha extinguido. Cuiando fui a ver un video de dicha presentación estaba lleno de expectativas creadas por la historia, pero fue muy grande mi sorpresa al ver a un artista que entregaba alma y cuerpo en la tarima, pero que sus recursos técnicos se veían limitados por dicho trance alucinógeno en el que debía estar. Puede que el Santana de Woodstock sea recordado por su entrega y conexión con el público, pero la fama de buen guitarrista se la ganó con otras mil presentaciones en las que su técnica y destreza son descrestantes.
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