Día 2

En mi época de mechudo (hasta hace pocos meses) yo sufrí muchos de los prejuicios e injusticias que sufren los rockeros: constantes requisas por parte de la policía, esculcadas extensas en dichas requisas, gente mayor, usualmente del género femenino, que cambia de acera para no encontrarse con uno, e inexplicables miradas desfiantes por parte de otra gente. Es un tipo de persecución, como si se sintieran amenzados por una persona que lo único que tiene de diferente es el pelo largo.

Sin embargo, los rockeros no son sólo mechudos. El hecho de que mi pelo ya no me llegue más abajo del homoplato no quiere decir que el rock no salga desde la médula de mis huesos, ni que lo sienta menos que antes. El pelo es un ícono, una actitud, una identificación.

Sin embargo, es muy curioso que la gente me mire de forma distinta ahora que tengo el pelo corto. La verdad, me lo corté por ver cómo me veía, pero resultó ser mejor de lo que esperaba, cai en cuenta de la absurda cantidad de puertas que se le cierran a uno por tener el pelo largo. La gente es precavida al compartir con uno, se siente intimidada, no sabe que esperar, y cree que uno escucha metal gutural super pesado, y por si fuera poco relacionan el metal con satanismo, todo porque uno ha tomado la desición de dejar a un peluquero sin comida por un tiempo!!!!!!!!!!!!

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